Por AMY
GUTHRIE Associated Press
26 de agosto de 2018 11:56 AM
26 de agosto de 2018 11:56 AM
CIUDAD DE
MÉXICO
El tenor comienza a cantar delante de un local de
mercado, flanqueado por racimos de bananas y papayas. Con su delantal rojo, se
acerca a una mujer que llevaba un chal púrpura y le canta por 90 segundos,
sujetándole las manos, mirándole a los ojos, hasta que a ella le salen
lágrimas.
Este acto de ópera en el Mercado Argentina forma
parte de un esfuerzo por acercar el arte a la vida cotidiana en la capital de
México. Un cuarteto sorprende a los presentes en uno de los 300 mercados
públicos de la ciudad, entonando romanzas, ofreciendo arias o, como en el caso
ya mencionado, dejando llorosa a una mujer con frases como “los ojos que lloran
no saben mentir” de "La Tabernera del Pueblo".
Después de cantar, el tenor abraza a las mujeres
aunque ni siquiera las conoce. Ana García, una clienta de 65 años, dijo que
jamás pensaba escuchar esas “voces tan bonitas” en el mercado.
El tenor en realidad es también un comerciante.
Francisco Pedraza vende zapatos siete días a la semana en otro mercado, cerca
de la Basílica de Guadalupe. Recibió clases privadas de ópera desde los 16
hasta los 30 años pero se sintió excluido en el selecto conjunto de aficionados
de ópera de México. Cantaba donde podía cuando podía, a veces para conjuntos
especializados en música típica mexicana.
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