En caso de un siniestro, locatarios, trabajadores y consumidores tendrían que escapar
por alguna de sus 15 salidas cooptadas por ambulantes.
Agustín Velasco | Especiales
LSR | 2015-10-21 20:35:00
CIUDAD DE MÉXICO (La Silla Rota).- El mercado de Sonora
se encuentra en una situación riesgosa: en caso de un sismo o un incendio, los
locatarios, trabajadores y consumidores tendrían que evacuar por alguna de sus 15
salidas, todas cooptadas por puestos de comerciantes ambulantes y con
pasillos que en la mayoría de los casos se reducen de dos a un metro de ancho
por la cantidad de mercancía que cuelga de paredes y cortinas de acero.
La falta de comités de protección civil, de señalización de evacuación, de punto de reunión definido y de alarmas contra incendios contrasta con los incipientes cursos que reciben “algunos” de los 407
locatarios para manejar un extintor.
Autoridades y comerciantes reconocen que ante una contingencia, la situación se tornaría crítica y más tomando en cuenta que inicia la temporada de más venta en el año.
¿Usted sabe qué hacer en caso de un sismo?, se le pregunta a doña Irma, locataria del mercado de Sonora.
“Sí, pues tenemos que salir ¿pero por dónde?”, responde casi indignada y agrega que los culpables son los comerciantes ambulantes que desde hace años obstruyen los 15 accesos del mercado.
No es la única que opina así. También coincide Ramón, dueño de un puesto de disfraces en el pasillo tres, quien asegura que la dirección de Vía Pública de la delegación Venustiano Carranza se hace “de la vista gorda” para no retirarlos del estacionamiento del mercado, ni de la calle San Nicolás.
“Pues claro, le entran con su ‘mochadita’ y aquí no pasa nada. Mientras uno es el que se va a chingar si tiembla fuerte o hay un incendio, apenas hubo uno y viera la bronca para apagarlo”, cuenta mientras
señala a una esquina de su local donde tiene un extintor.
Roberto, vendedor de cerámica y piezas de barro, asegura que ha trabajado en el mercado desde 1957 y que éste pasa por uno de los peores momentos, se encuentra, afirma en una especie de limbo.
“Recientemente, ya tiene dos o tres años, se incendió un pasillo. Fue un 11 de mayo. Pensábamos descansar pero nos llamaron para avisarnos que el pasillo dos se incendió y que los bomberos no podían pasar, no se puede reaccionar ante situaciones como esta”, recuerda.
Y cita un siniestro más que habla de la situación de los 43 mercados en la Venustiano Carranza, el de febrero de 2013 que consumió la nave principal del mercado de la Merced, a unos pasos del Sonora.
El conflicto, aunque no es nuevo, se ha puesto nuevamente sobre la mesa luego de que en el Senado de la República, la Comisión del Distrito Federal promoviera un punto de acuerdo para que las autoridades de la Ciudad de México y de la delegación Venustiano Carranza informen sobre las acciones de protección civil que se llevan a cabo en el mercado de Sonora y Sonora anexo toda vez que se trata de una bomba de
tiempo.
El punto de acuerdo señala que más de 563 comerciantes ambulantes obstruyen las entradas y salidas del mercado –aunque los locatarios piensan que podrían ser el doble–, en el cual hay tanques de gas
viejos, tuberías de gas deterioradas y no cuenta con rutas de evacuación.
Esto último es cierto, refiere Gabriela dueña de una de las cocinas económicas al interior del mercado. La comerciante asegura que cada año hay cursos “para los que quieran asistir” de cómo utilizar el extintor y qué hacer en caso de incendio.
“Todos tienen que evacuar y uno se tiene que quedar a apagar las luces y cerrar las llaves de paso”, explica.
¿Y en caso de un sismo, hay algún punto de reunión y brigada de protección civil?, se le cuestiona.
“No, ahí sí no tenemos punto de reunión. Y con los pasillo así ¿por dónde salimos?”, responde.
Pero los ambulantes tienen su propia versión. Efraín, por ejemplo, asegura que ellos son “fijos” pues pagan una cuota de entre 800 y mil pesos en la Tesorería del Distrito Federal –aunque no tiene como comprobarlo en el momento de la entrevista– cada medio año por tener
derecho a un lugar en el estacionamiento del mercado.
“Los ambulantes ya son otros. Son los que se están moviendo de un lado para otro, a ellos los manejan 12 líderes que se arreglan con Vía Pública. Los accesos nosotros no los bloqueamos, son los propios locatarios y los llamados anexos”, explica el joven.
Se calcula que en la demarcación gobernada por el perredista Israel Moreno Rivera –hermano de otro ex jefe delegacional, Julio César Moreno Rivera– hay poco más de 11 mil vendedores ambulantes.
Evangelina García, administradora del mercado y empleada de la delegación, explica que los llamados “tolerados” o “anexos” son locatarios a los que se permite tener un puesto afuera del mercado. Estos se
encuentran en las entradas.
Sin embargo, se queja de que los senadores de la comisión del Distrito Federal quieran politizar el tema del mercado de Sonora.
“Todos los mercados del DF se encuentran en la misma situación ¿por qué solamente voltean a ver aquí? Aquí sí hemos hecho cosas, todos los años hay cursos de protección civil, se verifican los
extintores. Afuera yo ya no sé”, arguye.
José Luis Morán Pérez, subdirector de Protección Civil de la Venustiano Carranza, afirma que hasta 50 por ciento de los locatarios saben qué hacer en caso de un siniestro, aunque reconoce que no
existen actualmente programas de protección civil en el mercado, pero asegura
que es algo en lo que ya se trabaja… esto tardará algunos meses.
“Se les está brindando la capacitación en materia de extintores, qué hacer en caso de sismos, primeros auxilios básicos (…) vamos a empezar a hacer lo que son las brigadas y ya formar lo que es el comité de
protección civil al interior. Con la bronca decembrina, yo creo que para principios de enero estaremos implementando esos proyectos”
Sobre un presupuesto asignado para dotar al mercado de señalización para evacuar, puntos de reunión o instalar alarmas, el funcionario comenta que aún no se los han asignado.
El subdirector de Protección Civil de la Venustiano Carranza también reconoce que existen riesgos y estos aumentan en fines de año, cuando se eleva el número de compradores y también el de comerciantes, fijos y ambulantes.
En 2013, ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), el ex jefe delegacional José Manuel Ballesteros reconoció que 43.8 % de los mercados públicos estaban en condiciones desfavorables de operación y dos años después, las cosas no parecen
haber cambiado.
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