Salomón
Chertorivski Miércoles 12 de julio de 2017
La Ciudad de México ha
sido, es y será un hermoso mercado. El más grande del país y uno de los más
grandes del continente. Un mercado donde se intercambian bienes, servicios,
cultura y tradiciones. Un gran mercado formado por cientos de mercados en torno
a los cuales se han construido solidas comunidades plenas de identidad, que han
formado miles de capitalinos en valores universales como el esfuerzo, el
trabajo, la honestidad y la solidaridad. Estos valores han permitido que muchas
generaciones de marchantes hayan podido crecer y desarrollarse sin perder el
orgullo de ser el centro de su comunidad.
Por todo lo anterior es
que Miguel Ángel Mancera me instruyó desde el principio de su gestión poner a
los mercados públicos como una de las prioridades del trabajo de la Sedeco y
trabajar para fortalecerlos en infraestructura, tecnología, modernidad y ahora
darles una imagen atractiva y unificada que al mismo tiempo que los diferencia,
refuerza su capacidad de competencia de cara a la oferta que brindan otros
medios de abasto de la ciudad.
Desde ese momento me di a
la tarea de visitar los mercados para escuchar de viva voz las necesidades de
los mercados en su conjunto y de los marchantes en específico. Hasta este
momento he visitado más de 150 mercados (sin contar el de Michoacán al que
siempre me llevaba mi abuela), hemos remodelado algunas decenas de ellos
(Melchor Múzquiz, Rio Blanco, Contadero, Nativitas, Centenario y Olivar del
Conde entre los más emblemáticos) se ha incorporado a mas de 15 mil locales al
cobro vía tarjeta de crédito y débito y al finalizar septiembre, pintaremos las
fachadas de los 329 mercados así como el balizamiento del entorno pintando las
zebras y banquetas de los alrededores del mercado.
En un proyecto con la
Asociación Civil Corazón Urbano, con la participación de Comex quien ha donado
la pintura, las delegaciones y sobre todo los marchantes y los vecinos, hemos
emprendido esta titánica aventura de regresarles a los mercados públicos de la
ciudad en un tiempo récord no solo la imagen digna que merecen sino sobre todo,
un poco de lo que ellos le han dado a la ciudad y la atención del gobierno de
la CdMx que desde el regente Uruchurto habían dejado de tener y que se enmarca
en la Declaratoria de los Mercados Públicos como Patrimonio Cultural Intangible
de la CdMx.
Sin distingo partidista
iniciamos los trabajos de pintura en delegaciones como Tlalpan, Cuauhtémoc,
Benito Juárez, Milpa Alta, Iztapalapa, Iztacalco, Miguel Hidalgo o Venustiano
Carranza en las cuales esta acción, que parecía eminentemente gubernamental, en
minutos fue apropiada por los vecinos y locatarios quienes tomaron en sus manos
el proyecto logrando muy rápidamente que el mercado recuperara su papel central
como pilar de la construcción de sus comunidades.
#PintemosMiMercado es un
proyecto que nace de escuchar a los locatarios y vecinos durante casi año y
medio. Escucharlos en su lugar de trabajo, viendo sus problemas y solucionando
todos los que sean posibles. Pensamos un mecanismo diferente donde no los
convocáramos a foros sino que fuéramos nosotros quienes personalmente nos
trasladáramos a su lugar de trabajo, viviéramos su día a día, los acompañáramos
a la Central de Abasto en la madrugada o fuéramos a san Pedro Atocpan en Milpa
Alta a ver cómo se prepara el mole que después se vende en toda la ciudad.
Estamos pintando los
mercados para que sigan siendo uno de los grandes orgullos de la CdMx.
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