Por Obdulio Ávila 13
noviembre, 2017
La destitución de Israel
Moreno, como jefe delegacional en Venustiano Carranza, por una sentencia de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, devino por el incumplimiento de un
amparo que ordenaba al titular del órgano político–administrativo reinstalar a
4 empleados, esto establece un precedente en cuanto a la responsabilidad de los
delegados ante los tribunales; golpea fuertemente la percepción de impunidad,
de omnipotencia, atribuida a los servidores públicos.
El máximo tribunal
también ordenó la consignación del antecesor de Israel Moreno como jefe
delegacional en Venustiano Carranza y actual diputado local, José Manuel
Ballesteros López, por desacato.
A decir del aún jefe
delegacional, sí se cumplió con el pago a los cuatro trabajadores que fueron
despedidos desde el 2004, a quienes se les entregó un pago por 7 millones de
pesos, que se tuvieron que abstraer del presupuesto de obra pública.
Lo que no fue posible
cumplir, fue la entrega de credenciales ya que en un principio, sólo la
Oficialía Mayor del gobierno central, tenía dicha facultad y actualmente recae
en el Invea, pues se trata de responsables de verificaciones.
La realidad es que el
fallo puso a temblar a más de uno, y es que el manejo de recursos por parte de
las delegaciones, futuras alcaldías, es muy limitado y el poco margen de
maniobra se utiliza de manera prioritaria para el otorgamiento de servicios,
programas o mantenimiento.
El pago de laudos no era
una prioridad para los jefes delegacionales, debido a que son millones de pesos
los que deben restarse a otros programas.
La destitución de Israel
Moreno por parte de la Suprema Corte se da en un momento electoral delicado, en
la antesala de candidaturas. La decisión es jurídica y socialmente correcta,
pero es el momento el que parece inapropiado, justo después de un acomodo de
fuerzas dentro del PRD.
La salida del jefe delegacional
de Venustiano Carranza es un embate, sin intención de serlo, a uno de los
grupos del PRD que conforman un activo importante; el comandado por Julio César
Moreno, hermano de Israel, grupo que optó por su permanencia dentro de ese
partido, justo en el periodo en que muchos amarillos cambian la chaqueta para
santificarse en las aguas del Grijalva.
La Suprema Corte resarció
el daño derivado de la inejecución de una sentencia por juicio laboral, pero la
inquietud permanece, la voluntad ciudadana, que escogió a Israel Moreno, ¿no se
vulnera al destituirlo por desacato a un amparo que devino de un problema que
simplemente heredó? ¿Existe responsabilidad del gobierno de la ciudad en los
laudos laborales?
Por lo pronto, Israel
Moreno abandona el cargo, más rápido que Rigoberto Salgado, jefe delegacional
en Tláhuac, sobre quien pesa una investigación ministerial y el encono del
autodenominado sol azteca.
Por lo pronto, los que
están en peligro de destitución pueden expresar: ¡jefes delegacionales del Anáhuac,
uníos! Que el fantasma de los laudos recorre el altiplano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario