Por Gabriela Salido
La regulación de los mercados es de naturaleza
particular ya que, a diferencia de lo que se podría creer, son distintas
autoridades las que intervienen en su funcionamiento.
Por un lado, la regulación y el impulso económico
de los mismos correspondería a la Secretaría de Desarrollo Económico, mientras
que las Alcaldías tienen la obligación de administrar y dar mantenimiento a los
mismos.
A pesar que las decisiones que se toman en esta
materia en muchos de los casos son de carácter colegiado, la realidad es que
hay un foco rojo en la mayoría de los mismos; por ejemplo es común que los
accesos hayan sido tomados, igual que los estacionamientos, por comercio en vía
pública o con almacenes temporales, de manera autorizada o tolerada por el
nivel de Gobierno más cercano.
La falta de mantenimiento, por otro lado, también
afecta en materia de Protección Civil; cada descuido en este rubro por parte de
la autoridad incrementa el riesgo de los usuarios, mismo que ha quedado en
evidencia por los incendios recientes.
Como sabemos, los mercados públicos al ser
inmuebles propiedad del gobierno están obligados a contar con un programa
interno de Protección Civil; lamentablemente, en la mayoría de los casos no
cuentan con este elemento.
Si sumamos a la falta de interés en el tema de
prevención y la poca inversión que hacen las Alcaldías en la materia, nos
encontramos que las condiciones bajo las que operan los mercados son de alto
riesgo, tomando en cuenta que hay instalaciones de gas, cableado eléctrico en
malas condiciones, extintores sin el mantenimiento adecuado (en el mejor de los
casos), salidas obstruidas y alta concentración de gente.
Por tanto obtenemos una fórmula que es poco
deseable para los capitalinos en caso de un desastre.
En general, son varios temas los que han pasado
por alto las autoridades en los mercados públicos: la falta de atención al uso
y actualización de giros; una visión que permita el potenciarlos y
desarrollarlos adaptándose a los cambios tecnológicos, considerando que la
mayoría de los locatarios tienen edades superiores a los 40 años; los nuevos
modelos de negocio y el desarrollo de la ciudad que en muchos casos ha
propiciado competencia desleal o condiciones de aislamiento.
Esto se suma, como parte de la preocupación de
los locatarios a bajas ventas, el incremento de los precios y la inseguridad
tanto interna como externa de los inmuebles.
Es necesario la creación de estrategias que
permitan reconocer el valor cultural e histórico de los mercados públicos, una
inversión para la actualización de su infraestructura de manera seria, con
programas de rescate de largo alcance, y no solo propuestas de remodelación
aisladas que llevan a que el mantenimiento se dé en cada espacios en promedio
de cada cinco años, así como estudios que permitan poner al alcance de los
locatarios experiencias de negocio nacionales e internacionales que se sumen al
modelo tradicional y propuestas de las autoridades que ayuden a la economía
local.
Como capitalina y clienta frecuente de varios
mercados, tengo que reconocer que aun que los horarios pueden ser una
restricción, siempre preferiré la mejor calidad de los productos, el trato
personalizado y cálido así como los precios. Los invito a explorar los
diferentes mercados públicos de la ciudad.
https://www.24-horas.mx/2019/12/29/nuestros-mercados-publicos/