Los mercados son un espacio público de
larga tradición. Existen desde los inicios de la civilización humana con el fin
de intercambiar bienes y servicios, primero a través del trueque y después con
el uso de la moneda. En Tenochtitlan, los mercados eran originalmente conocidos
como tianquiztli y representaban el principal punto de intercambio mercantil de
alimentos, objetos, animales y materias procedentes del imperio mexica y
también de otras regiones distantes. Hoy en día, los mercados son parte central
de la economía de toda ciudad, pero aún más importante de la economía familiar.
La Ciudad de México cuenta con la red
de mercados públicos más grande del mundo, con un total de 335 en las 16
alcaldías, incluyendo los que aún están en construcción, y representan más de
72 mil locales con 90 giros diferentes, dan empleo a cerca 200 mil personas y
aportan el 1.7% del PIB de la ciudad. Son espacios de convivencia diaria para
la colonia, barrio o pueblo, al mismo tiempo de que son el principal canal de
abasto de uno de cada tres hogares capitalinos. La diversidad y la cultura presentes
en los mercados públicos los convierte en un destino turístico, para deleitarse
con la gastronomía, apreciar las artesanías y encontrar productos de
especialidad. De hecho, la ciudad cuenta con 51 mercados categorizados como de
especialidad, en giros como alimentos preparados, ropa, zapatos, plantas,
flores, cárnicos, mariscos, juguetes, muebles y bisutería.
Los primeros mercados de
la red datan de principios del siglo XX, con excepción del Mercado de San Juan,
que abrió sus puertas en 1850. Aproximadamente, el 63% de los mercados tienen
hoy una antigüedad de más de 50 años, por lo que, a falta de un mantenimiento
regular, muchos mercados requieren de mantenimiento mayor, tanto en sus
estructuras y edificaciones como en sus sistemas eléctricos, hidrosanitarios y
de gas. Cabe mencionar que ayer, 20 de septiembre, el Congreso de la CDMX
otorgó a las alcaldías la obligación de elaborar programas internos de
protección civil de mercados públicos para generar certeza jurídica. Estos
documentos deberán elaborarse bajo los métodos, criterios, alcances y términos
definidos por la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil.
Así, por la importancia económica, cultural, gastronómica y social que
representan para la Ciudad de México, los mercados públicos son objeto de
políticas públicas con el objetivo de garantizar su óptimo funcionamiento.
En ese sentido, el Gobierno de la Ciudad de México, a través de la
Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco), opera la Acción Institucional para
el Fomento y Mejoramiento de Mercados Públicos de la Ciudad de México
2019-2024. Esta acción busca revertir la falta de mantenimiento acumulado de
varias décadas. Así, para evitar que los mercados sucumban ante las
inclemencias de la naturaleza o el descuido humano con incendios, inundaciones,
colapso de techos, cortocircuitos o fugas de gas, el gobierno de la doctora Claudia
Sheinbaum, en coordinación con los gobiernos de las alcaldías,
han destinado, por medio de esta acción institucional, una inversión histórica
de más de 1,327 millones de pesos entre 2019 y 2022.
El programa
opera a través de la Sedeco, donde se evalúan los proyectos de mantenimiento
presentados por las alcaldías. Una vez aprobados, de acuerdo con las reglas de
operación, el Gobierno de la Ciudad realiza una aportación de 60% de los
recursos necesarios y la alcaldía aporta el 40% restante. Estos recursos se
aplican prioritariamente para la rehabilitación total o parcial de las redes de
servicios y de las estructuras de los mercados públicos de la capital del país.
En cuatro años, 236 mercados públicos en las 16 alcaldías han sido beneficiados
con este programa, es decir, el 70% del total de mercados en la Ciudad de
México han sido intervenidos en mayor o menor medida. Cabe mencionar que durante
los seis años de la pasada administración únicamente se invirtió en el
mantenimiento de 39 mercados. En contraste, la inversión pública realizada en
la actual administración ha logrado mitigar riesgos significativos en 141
mercados públicos, enfocándose principalmente en instalaciones eléctricas y
gas, redes de drenaje, techumbres y daños estructurales provocados por los
sismos.
Finalmente, los mercados
son objeto de otras acciones. Por ejemplo, se están instalando paneles solares
en los nuevos mercados en construcción para promover su transición energética,
y también se impulsa su transformación digital a través de alianzas con
empresas como Mercado Pago y Mi Mercado en Casa para introducir métodos de pago
electrónicos, software para manejo de inventarios y realizar entregas a
domicilio a través de aplicaciones. De esta forma, aseguramos el futuro de
estos importantes centros de abasto popular e impulsamos su actividad económica
sin afectar su toque tradicional, la importancia cultural y la forma en que se desarrolla
la economía y el comercio de la Ciudad de México.