lunes, 4 de febrero de 2013



E  D  I  T  O  R  I  A  L
Por Rosario Luna
Los Mercados Públicos fueron construidos y puestos en funcionamiento como un servicio público para el abasto alimentario, cuya oferta y demanda se refieren principalmente a artículos de primera necesidad.

Después de 61 años de vigencia del Reglamento, la actividad comercial de los Mercados Públicos ha registrado importantes transformaciones. Si bien persisten los giros relacionados con el abasto popular, se ha incrementado la presencia de actividades con giros ajenos al abasto de productos básicos.

Estos mercados son catalogados como centros de abasto al menudeo que actualmente proveen el 20% de los alimentos que demanda la población en el Distrito Federal. Cuando en la década de los sesentas distribuían el 90% de los productos de la canasta básica.

De acuerdo a cifras del INEGI, en estos espacios se atienden alrededor de un millón 400 mil usuarios semanalmente.

La  mayor parte de los mercados públicos de la capital,  fueron construidos en las décadas de los cincuenta a setenta, son hoy día espacios rezagados en la nueva terminología y acciones de modernidad y competitividad que inunda al país.

El declive de los mercados públicos inicia en los años ochenta, cuando entran al escenario las tiendas comerciales como Sumesa, Gigante, Comercial Mexicana y Chedraui, entre otras, las cuales empiezan a consolidarse rápidamente en grandes cadenas comerciales aprovechando los capitales extranjeros que permiten ofertar los productos por debajo de su costo normal, y realizar compras consolidadas.

A lo anterior, se sumó la tendencia de la liberalización comercial y la globalización económica que intensificó la competencia en el abasto público, al introducir productos extranjeros y nuevos esquemas de comercialización, financiamiento, organización, publicidad y promoción por parte de las grandes cadenas comerciales tanto nacionales como extranjeras.

Tal situación dejó en desventaja a los mercados públicos y a  sus miles de locatarios, que sólo fueron espectadores de los grandes cambios que experimento el comercio mundialmente.

Resulta necesario elevar la competitividad de los mercados públicos, iniciando en la infraestructura, la cual debe permitir ofrecer a los consumidores espacios destinados a estacionamiento instalaciones seguras, en la operación y funcionamiento con un empadronamiento regular cierto y actualizado permanentemente, acompañados por políticas públicas que permitan a los comerciantes instalar modernos sistemas de comercialización, aunado a lo anterior debe aplicarse la norma para que estos centros de abasto cumplan el objetivo para el que fueron creados.

La revista informativa que presentamos debe promover al  comerciante permanente la motivación que se requiere para  reconquistar a los consumidores con sus fortalezas, calidad, calidez y buen precio.



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