lunes, 8 de mayo de 2017

Los Defensores de la República


Obdulio Ávila
En el extenso panteón civil de Dolores existe el lote de Los Defensores de la República y sus descendientes, bello nombre y muy a tono cinematográfico con salas de cine repletas de Guardianes de la Galaxia.
La gran diferencia estriba en que el lote en cuestión es real y es parte de la memoria histórica de nuestro país. El 14 de abril de 1856 el presidente substituto de México, Ignacio Comonfort, declaró por acuerdo la fundación de la Sociedad de Defensores de la Integridad del Territorio Nacional.
La denominación cambió en 1857 a Sociedad de Defensores de la República desde 1836 a 1848, y en 1886 fue la Asociación Patriótica de los Defensores del Territorio Mexicano en 1836 y 1867. Fue en ese año que el ayuntamiento de la Ciudad de México otorga a perpetuidad un lote especial en el Dolores, destinado a inhumar los restos de quienes habían empuñado las armas para defender a México.
En el lote de los Defensores yacen los restos mortales de mexicanos que combatieron en las intervenciones estadounidenses y francesas. Y de algunos que participaron en la Revolución Mexicana, aunque primordialmente es en honor a los que empuñaron las armas contra el extranjero que intervino al país durante el siglo XIX y la segunda década del XX.
Ahí están oficiales de la marina que combatieron los ataques estadounidenses en el puerto de Veracruz en 1914; integrantes de la Legión de Honor Mexicana, que era un cuerpo de reserva de personal tanto activo como retirado o en descanso del Ejército Mexicano, creado para conservar la experiencia ganada por años de servicios; militares que participaron en la defensa de la Ciudad de México el 14 de julio de 1840, contra el invasor norteamericano; veteranos de la guerra contra la invasión francesa y miembros fundadores de la Asociación Defensores de la República y sus descendientes.
Esta minúscula porción del territorio nacional es el sitio en el cual el Estado mexicano rinde tributo a los defensores de su integridad. Ese lote tiene las huellas del olvido, el abandono y el usufructo ilegal del mismo. Durante los últimos 35 años una familia la convirtió en bodega y la habilitó como precaria vivienda.
A los ocupantes se les pidió exhibir la documentación que acreditara su legal estancia dentro de un lote del Dolores; nunca lo hicieron. Los precaristas contaban con toma de agua potable, energía eléctrica, servicio de televisión de paga, gas, televisión con pantalla plana y ¿por qué no? una elíptica.
El martes 2 de mayo a las 8 de la mañana la delegación Miguel Hidalgo, auxiliada por la SSP de la CDMX, notificó y llevó a cabo la orden de ejecución directa e inmediata de recuperación del lote de marras. Ahora es momento de iniciar la etapa de restauración y revalorización de esa porción de nuestra historia que nos enseña que de mil héroes la patria aquí fue.

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